Esta mañana crucé el patio desde la casa hasta la
veterinaria, rompiendo la escarcha del pasto al caminar. Una helada bruta cubría todo.
Apenas prendí la luz apareció Tiger a pedir su ración.
-¡A vos te quería ver!- Le dije después de saludarlo
y ponerle el alimento en su platito.
Tomando grandes bocados con avidez, porque el frío le había aumentado el apetito, me preguntó:
-¿Y para qué me querías ver Jorge?-
-¡Tengo una duda!- Y seguí hablando para no cortarle
el mastique –En tu mundo gatuno, cuando un animal tiene cuatro patas, cola y
pelaje de ratón, olor y movimientos de ratón, vive en cuevas de ratón, hace
cagadas de ratón y se aparea con ratonas ¿Qué es?-
Levantó la cabeza, dejo de comer y me miró -¡Un
ratón!-
-¿Y vos que hacés con ese animal?-
-¡Me lo como!-
-¡Ahí tenés!- Respondí aliviado -¡Eso es hacer las
cosas simples y bien!-
-¿Por qué? ¿Ustedes los humanos no hacen lo mismo?-
-¡No! Acá en Argentina las personas pueden estar
negras como la noche, pero no hay manera de atraparlas ¡Y además! Hay otras
muchas personas que afirman que son unos soles-
-¡Pobres argentinos!- Dijo Tiger y siguió comiendo.
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