miércoles, 4 de marzo de 2020

Los primeros tres meses

Después de las PASO de 2019 escribí una nota hablando solo del excelente gobierno que se iba, y de los enormes logros que tuvo, a pesar de haber soportado una oposición feroz, artera y destructiva.
Han pasado tres meses desde la asunción de las nuevas autoridades. Hubo una transición sana y ordenada, sin las locuras y extravagancias de la anterior.
Tres meses donde no aparece un solo gobernante creíble. Los discursos son vacíos. El odio y el revanchismo evidentes. Pero la falta de un proyecto esperanzador, tal vez sea lo más desconcertante. Parece que llegaron al gobierno sin más propósito que librarse de la cárcel que tanto merecen la mayoría de ellos.
En este tiempo ya quedaron libres sindicalistas mafiosos, políticos corruptos hasta el hartazgo, cínicos y mentirosos de toda laya, y hoy nos enteramos que Don Julio también fue liberado. Solo quedan Bidú y la Milagrosa. Pero es cuestión de tiempo.
Dan asco y tristeza.
Además, han puesto en marcha una colosal campaña de desprestigio del Gobierno anterior. Quieren rebajarlo a su propia fetidez para sentirse acompañados. Desde la estupidez de la “tierra arrasada”, que hasta sirvió de tema en un documental, hasta el delirio de que la “deuda sirvió para fugar divisas”. Hablan del lawfare, los presos políticos, o las campañas mediáticas. Todo vale. Todo sirve. Frases y gestos impactantes, que los seguidores adoptan sin medio análisis.
Un gran porcentaje de los que los votaron lo hicieron solo por oponerse a Cambiemos. Prefirieron condenar al país a un nuevo suplicio. Pienso en la gente informada e instruida que eligió este camino, sabiendo que le abría la puerta al regreso de los corruptos más tremendos que tuvimos en los últimos 70 años. El resto de sus votantes son fanáticos ya impermeables a cualquier argumento y evidencia.
De todas maneras, entre tantas cosas buenas del gobierno anterior, hay una que no podrán destruir, y es el haber mostrado que se pueden hacer las cosas bien, sin odios, pensando en el país grande que nos merecemos. Ese ideal quedó trazado. Con el tiempo, que siempre pone las cosas en su lugar, las cosas serán apreciadas en su real dimensión. 

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