devanándonos los sesos
Yo diría que el 80 % del trabajo profesional, con el
tiempo se transforma en una rutina. Tanto que hay tareas duras y agobiantes
para el físico, como el tacto rectal, que se hacen en un modo parecido al
“piloto automático”. Uno pasa centenares de vacas al día, pero la revisación de
cada una de ellas, no demanda un ejercicio intelectual elaborado, dejando la
mente libre para charlas y jaranas de todo tipo en la manga.
Pero también tenemos los casos difíciles, donde ya no
se trata de poner el cuerpo, sino de apelar a nuestra formación científica para
tratar de resolver el asunto. Estos casos me gustan. Hay que reconstruir la
historia, observar, analizar, recopilar datos, releer nuevos libros y en
ocasiones, volver a hojear los inolvidables Mensa y Frohner de Patología. Hacer
revisaciones clínicas, necropsias, mandar muestras a los laboratorios y pensar
mucho.
En este punto, siempre sugiero que deberíamos
entrenar nuestro cerebro con tanto tiempo y esmero, como el que dedicamos a
nuestro cuerpo, en sesiones de gimnasio, trote o bicicleta.
Vieran que lindo que es encontrar por fin la
solución. Cuando todas las piezas encajan y podemos explicar cada una de las
cosas que encontramos.
Ahora estamos con un caso así entre manos. Hasta el
momento han muerto dos vaquillonas de un lote de 80, en el término de 20 días.
Hemos recorrido el campo que es un buen potrero de Agropiro, hemos hecho buenas
revisaciones clínicas, tratamientos sintomáticos, luego necropsias y aún
esperamos los resultados de laboratorio, para tratar de cerrar la cosa.
Mientras tanto no paramos de leer y buscar datos. Un lindo ejercicio para este
enero caluroso.
Pelotudo
ResponderEliminarPelotudo
ResponderEliminar