-¡Por
fin volviste!- Pió Román apenas me vio entrar en la cocina el lunes pasado. Es
que me había ido unos días de vacaciones y se nota que el tipo me extrañó.
-¿Cómo
anda mi canario gaucho?- Lo salude cariñosamente. Y antes de empezar los mates
le di una generosa ración de alpiste para animarlo.
-¿Cómo
te fue?-
-¡Barbaro!
Recorrí algunos lugares del sur del país que son bien bonitos, me bañé en casi
todos los lagos que encontré, salí a correr en San Martín de los Andes
costeando el lago Lacar y recorrí una tierra llena de animales de todo tipo
como es la Península de Valdez-
-¡Qué
suerte!- Dijo Román con un chiflidito suave. Entonces me di cuenta de que
estaba contando plata frente a un pobre. Yo hablaba de viajes y él en su
jaulita desde que nació. Por las dudas cambié de tema.
-¿Y
vos que tal?-
-¡Yo
bien! Dijo Román –En estos días las noticias de la radio han sido variadas. Que
hubo una gran fiesta porque volvió al país la Fragata Libertad. Que la
presidenta anduvo de gira por Asia y no hubo tantas cadenas nacionales así que
tuvieron que inventar lo de los tuits para comunicarse con la gente. Que los
delincuentes matan dos o tres tipos por día y ya parece cosa común. Que los del
gobierno hablan mal de todos los que no están con ellos. Que los precios de las
cosas no paran de subir y han ordenado que todo quede congelado por dos meses,
y otro montón de sucesos grandes y chiquitos-
-¡Entonces
está todo igual, Román!-
-¿Sabés
que si?-
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