Ayer
terminó la actividad teatral del año. Volvimos a presentarnos con “Los
Timoteos”, armamos la obra de fin de año de los egresados del secundario,
hicimos el espectáculo de la escuela 27 y rematamos con el pesebre viviente en
la plaza del pueblo.
Pasó
de todo. Justo el día del debut con “Los Timoteos” en San Manuel, presentando
“La herencia de los Pérez”, y a 10 minutos de abrir el telón, nos avisan por
teléfono que habían asesinado al intendente de nuestro Partido de Lobería, y a
otra persona que lo acompañaba. Obviamente hubo que suspender todo y empezar
fatigosas negociaciones para conseguir otra fecha en el Club. Después, nos
invitaron a dar la obra en Balcarce. Trabajamos mucho para hacer todo,
publicidad, traslados, contactos con la ONG con la que colaboramos, y otras
menudencias. Por fin llegó el sábado de la actuación, prevista para las 21.00
hs., pero ya les dije que el año vino complicado. A las 20.00 hs se desató
sobre Balcarce el peor temporal de viento, lluvia y granizo en muchos años. Los
bomberos no daban pie con bola y recomendaban a la gente no salir a la calle.
Hasta el teatro se llovió. De todas maneras, y ya que estábamos ahí, hicimos la
obra, pero para unas 70 personas, cuando ya habían vendido alrededor de 200
entradas anticipadas.
Con
el trabajo de los chicos del secundario, las cosas se hicieron al límite con
los tiempos, y como el mismo día de la presentación egresaba mi hija mas
chiquita del Jardín de infantes en Mar del Plata, no llegué a San Manuel a
tiempo para acompañar a los chicos en la dirección del espectáculo.
La
obra de la escuelita 27 fue muy divertida, pero tuvimos que demorar más de una
hora el comienzo porque uno de los actores, empleado rural, reventó una goma
del auto cuando viajaba para el pueblo, y se le complicó el cambio de la rueda
porque no le andaba el crique. Encima se quedó en un lugar sin señal en el
teléfono. Por suerte, y después de pedir varias veces al público que tuviera
paciencia, el muchacho pareció y todo salió bien.
Y
ayer repetimos el pesebre. Es un trabajo muy intenso donde colabora muchísima
gente y creo que tiene uno de los puntos más fuertes con la representación del
parto de la virgen, mostrado de manera muy sutil a través de luces y
sombras, Pero como no podía ser menos,
en esto también nos pasaron cosas imprevistas. En un momento, Jose y María
llegan al pesebre de Belén, después de mucho peregrinar y allí hacemos lo del
nacimiento, pero el muchacho encargado de bajar una especie de telón de
liencillo que cierra el frente del pesebre, esta vez quedó detrás de unas telas
que no lo dejaban calcular bien lo que pasaba ¡Y bajó la tela antes de que
entraran los protagonistas al pesebre! Después de algunas dudas que el público
ni siquiera notó, el espectáculo continuó hasta el momento en que brilla la
estrella de la Anunciación. Esto lo hacemos encendiendo una bengala de uso
marítimo que hace una hermosa luz en el cielo mientras se consume. Esta vez la
izamos en un poste muy alto con tanta mala suerte que el fuego de la bengala
quemó el hilo plástico que la sostenía y antes de que se apagara la luz, la
bengala cayó directamente a los pies de algunas damas espectadoras que
imaginaron que era una estrella ¡Pero fugaz! Terrible momento que pasó sin
contratiempos y que dejó material para las risas y comentarios.
¡En
fin! Un año teatral complicado pero con la satisfacción de que la gente
disfrutó mucho con nuestras cosas.
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