Cuando Pedro Benegas se hizo medio famoso en el ambiente del polo, le salieron varios trabajos buenos en poco
tiempo. Es un muchacho fuera de lo común porque todo lo que sabe lo aprendió
gracias a su curiosidad inagotable y su viveza extraordinaria. De cada paisano
conocedor se llevó un poco de su ciencia; y así, se convirtió en un maestro en
el arte de amansar, cuidar y preparar caballos de polo.
En el 2008 entró a trabajar con los
Furcade en la Estancia
“La Ilusión ”.
Pronto demostró todo su valor y se acreditó con aquella gente poderosa, así que
en la siguiente salida hacia Europa para hacer la temporada en España, Pedro
fue número puesto para viajar con los petisos poleros.
Nunca había andado en avión, así que
los trámites en Ezeiza lo pusieron bastante nervioso. Además, al ir vestido con
bombachas, alpargatas, rastra, pañuelo al cuello y boina, lo miraban como a
sapo de otro pozo, cosa que aparte de los nervios, le daba bastante bronca.
Cuando se acercó al mostrador de
Aerolíneas Argentinas, dos porteños que atendían, tan vivos ellos, al verlo
paisano y medio aturdido, quisieron hacerle una broma.
Pedro le dio el pasaje al primero, y
el tipo, haciéndose el bolas, le dijo a su compañero:
-¡Nahuel! Este hombre tiene el
pasaje 7A. Viaja parado ¿No?-
El otro pavote, siguiendo el chiste
le gritó:
-¡Y sí! Todos los que tienen la
letra A van parados-
La gente que estaba en la cola se
miró desconcertada por la estupidez que estaban diciendo los dos empleados y
Pedro, que se dio cuenta al instante de que lo querían gastar, puso mas cara de
tonto y preguntó:
-¿Y cuanto dura el viaje hasta
España?-
-Como 14 horas-
-¡Que macana pibe! Dijo Pedro –Si estoy
parado mas de una hora se me afloja el culo y me cago hasta los talones ¡Yo no
se si la gente del avión podrá aguantar el olor!-
El aplauso de los que escucharon
todo brotó espontáneo y los dos vivos empleados no tuvieron más remedio que
reírse.
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