martes, 9 de junio de 2015

Cambiando de casa




Hasta ahora el otoño se está comportando muy bien. Solo hubo una helada fuerte. La buena temperatura y la humedad, les han dado una mano a los pastos y el campo luce mucho mejor que hace dos meses, cuando estábamos en plena sequía.
Y cuando el clima, acompaña no hay apuro en volver al pueblo después de los últimos trabajos de la tarde.
Hace unos días, terminé de revisar unos toros y, ya de regreso, me paré tranquilito al lado de una laguna a tomar unos mates y ver el atardecer.
Como casi ni me movía y tampoco hacía ruido, pronto empezaron a asomar los bicharracos. Primero fueron las nutrias. Montones de ellas. Después aterrizaron los flamencos, los cisnes, los patos, las garzas, los teros reales y se asomaron las gallaretas de escudo amarillo y de escudo rojo que andaban escondidas entre los juncos. Los pájaros charlaban entre ellos y las nutrias, como hablan otro idioma, hacían rancho aparte. Por suerte, yo les entiendo a casi todos los animales de la zona, así que afinando el oído, me di cuenta que, cada uno en su lenguaje, hablaban de lo mismo. Los preocupaba que la laguna se estaba secando después que el dueño del campo terminó de hacer el canal de desagote, y deliberaban sobre lo que podría suceder en las próximas semanas. Las aves no tenían problema en volar, pero ya habían mandado varias exploradoras a estudiar otros charcos, y parece que estaban todos ocupados. El asunto lucía complicado. Y las nutrias, con el trabajo que les había dado hacer sus cuevas y galerías, comentaban con tristeza que iban a tener que dejar todo para emigrar. También a esta gente se ve que les preocupaba el futuro.
Yo conozco una laguna que está medio despoblada del otro lado de la colonia La Suiza, pero no sabía que hacer en ese momento. Por fin, me decidí y llamé a un nutrión gordo que se ve que era medio capito, y a una garza blanca que chillaba y chillaba, y les expliqué lo que sabía. Me miraban desconfiados, hasta que llegó un pato maicero que me conocía de chiquito y les dijo que yo era bastante amigo de los animales ¡Santo remedio! Enseguida se pusieron a charlar conmigo y a llenarme de preguntas sobre la laguna que les proponía. Como se me vino la noche medio rápido, me despedí y me volví a casa.

Seguro que esa noche estuvieron conversando y decidieron colonizar el lugar que yo les propuse, porque al día siguiente, varios vecinos vieron una caravana de nutrias, con aves de distintas especies que las iban custodiando, volando en círculos alrededor de ellas, y que iban precisamente en dirección a la colonia La Suiza. ¡Cualquier día de estos voy a ver si llegaron bien y si les gusta el nuevo hogar!  

1 comentario:

  1. Hola Jorge.
    Muy bueno lo publicado!!!!
    Con todo este tema de la canalización se han perdido muchas lagunas, y como vos decis todos sus habitantes han migrado hacia otras zonas.
    Por suerte con las abundantes lluvias del pasado año esto se revirtio un poco, aunque en algunas regiones se complió bastante.
    Pero me dió mucho placer poder enseñarle a mis hijos la cantidad y variedad de aves y nidos que se veían en las distintas lagunas de los campos por donde andamos.
    Algo que hacia mucho tiempo que yo no veía!!!

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