Bien temprano, como casi todos los días, empezó la
ronda de mates en el local de la empresa del canal de cable de San Manuel. En
las vueltas de la charla, apareció el tema de Etelvina López.
-¡Miren chicos!- Dijo Ramón, el jefe y encargado de
la contabilidad – ¡Lo de Etelvina no va más! Hace seis meses que no paga. Yo sé
que la pobre tiene mil problemas, pero si no le cortamos el servicio, los que
se enteren nos van a tirar la bronca. Hoy mismo se van y la desconectan-
Como a las once de la mañana, Martín Ordoñez y Pablo
Martínez, estacionaron frente a lo de Etelvina, bajaron la escalera grande, la
afirmaron contra la pared y allá subió Martín a cumplir la penosa misión. Etelvina
es una buena mujer, trabajadora y humilde, que tiene la desgracia de algunos
pequeños vicios como el cigarrillo y el vino, que no desmerecen sus virtudes.
Por eso ni se animaron a golpear la puerta y avisarle lo que estaban por hacer.
De todas maneras, Etelvina oyó el movimiento y salió a la vereda. En un vistazo
comprendió la situación, mientras Pablo, avergonzado, se refugiaba en la
camioneta. Allá arriba quedó Martín tratando de evitar el cruce con Etelvina
hasta que ella le grito:
-¡Martín! ¡Martín!-
El chico se hizo el sordo hasta que no le quedó más
remedio que girar la cabeza y enfrentarla en un saludo:
-¿Cómo anda Doña Etelvina?-
-¡Yo bien! ¿Y vos que andas haciendo Martín?-
-¡Y! ¡Cumpliendo órdenes! ¡Nos mandaron a cortarle
el cable!-
-¿Y cuánto les debo?-
-¡Seis meses Doña Etelvina!-
-¡No hay problema! ¡Cortá nomás Martincito! Total
hace cuatro meses que estoy sin luz porque no le pago a la Cooperativa. Ya me
estoy acostumbrando a manejarme con las velas y lavar la ropa a mano. La macana
es que se nos viene el verano y tampoco tengo heladera- Dijo sonriente – ¡Mis
viejos se criaron en el campo y sin luz y acá estamos de lo más contentos,
criados y sanos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario