Llegó un nuevo mes de julio.
Para nuestra actividad en el campo es uno de
los meses más flojos. Recién termina la temporada de tactos y de inseminaciones
de otoño, que en este 2020 fue particularmente intensa. Pasamos tres meses sin
descanso. Corriendo de un campo al otro y llegando a la noche, pidiendo por
favor una cama para descansar. Sumado a lluvias inoportunas, que nos hicieron
transitar calles y mangas llenas de barro.
Pero julio nos compensa. En estos días se hacen
trabajos de urgencia. Partos distócicos, cesáreas, prolapsos, heridas,
traumatismos y otras delicadezas, para entrar muy de a poco en la época de la
revisación de toros, que es otro de los puntos calientes del año.
Así que tenemos unos cuantos días con más
tiempo para leer, escribir y ponernos al día con papelería e informes. Y
recomponer el cuerpo, golpeado y dolorido después de tantos esfuerzos.
¡Lindo mes de julio! Con menos ingresos, pero
con más tiempo para aprovechar en otras cosas, casi tan gratificantes como el
trabajo veterinario.
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