Mario se vino en un galope con las yeguas y los potros hasta la manga. Entraron agitados. Crines al viento. Haciendo retumbar el suelo con sus vasos.
El gateado y el overo venían conversando.
-¡Linda mañana! ¿Nó?-
-¡Sí! ¡Muy buena! Justo anoche me quedé un rato mirando la luna en menguante y comiendo algo de pasto, hasta que me dormí parado. Me desperté hoy con este día bárbaro-
-¿Que estarán por hacer que nos traen a todos para acá?-
-¡No sé! ¿Pero viste que las viejas están medio loquitas? Seguro que presienten algo-
Entonces la gente apartó a los potrillos machos del resto, y los metió en la manga. El gateado y el overo entraron primeros. Eran los mas enérgicos. De golpe sintieron que algo venía torcido. El hombre se acercó despacio y le metió al gateado la armada en el cogote. El potro pateó un poco, pero se dió cuenta que era inutil hacer mucha fuerza así que esperó. De golpe abrieron el cepo y lo largaron. Salió corriendo hasta que sintió el tirón y quedó de frente al palo alto que la gente llamaba palenque. El veterinario se le vino y habilmente le pasó unas sogas alrededor del cuerpo. Despues tiraron con suavidad y sintió que se caía. El corazón le saltaba en el pecho. Relinchó llamando al resto y solo el overo le contestó algo. El resto miraba en silencio.
Cuando sintió el frío del bisturí intento moverse pero no podía. Por suerte todo fué muy rápido. Le dieron algunas inyecciones y despues lo desmanearon. Se paró un poco mareado y se movió para ver si estaba entero. Despues corrió hacia el resto de la manada.
A la pasada le gritó a su amigo, el overo, que al final no era tan bravo el asunto.
Ese día hubo que capar 5 potros.
Al terminar se largaron al campo y se los hizo trotar un rato para asegurarse de que no hubiera complicaciones.
El gateado y el overo venían conversando.
-¡Linda mañana! ¿Nó?-
-¡Sí! ¡Muy buena! Justo anoche me quedé un rato mirando la luna en menguante y comiendo algo de pasto, hasta que me dormí parado. Me desperté hoy con este día bárbaro-
-¿Que estarán por hacer que nos traen a todos para acá?-
-¡No sé! ¿Pero viste que las viejas están medio loquitas? Seguro que presienten algo-
Entonces la gente apartó a los potrillos machos del resto, y los metió en la manga. El gateado y el overo entraron primeros. Eran los mas enérgicos. De golpe sintieron que algo venía torcido. El hombre se acercó despacio y le metió al gateado la armada en el cogote. El potro pateó un poco, pero se dió cuenta que era inutil hacer mucha fuerza así que esperó. De golpe abrieron el cepo y lo largaron. Salió corriendo hasta que sintió el tirón y quedó de frente al palo alto que la gente llamaba palenque. El veterinario se le vino y habilmente le pasó unas sogas alrededor del cuerpo. Despues tiraron con suavidad y sintió que se caía. El corazón le saltaba en el pecho. Relinchó llamando al resto y solo el overo le contestó algo. El resto miraba en silencio.
Cuando sintió el frío del bisturí intento moverse pero no podía. Por suerte todo fué muy rápido. Le dieron algunas inyecciones y despues lo desmanearon. Se paró un poco mareado y se movió para ver si estaba entero. Despues corrió hacia el resto de la manada.
A la pasada le gritó a su amigo, el overo, que al final no era tan bravo el asunto.
Ese día hubo que capar 5 potros.
Al terminar se largaron al campo y se los hizo trotar un rato para asegurarse de que no hubiera complicaciones.
jajajajajaj muy buen relato y sobre todo la FOTO,jejejeje!!!!!!!! la estaba esperando!!!
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