martes, 6 de octubre de 2009

Trabajando de carpintero

Despues de muchos años volví al oficio haciendo varias cunas.
Esta es la de mi hijo Lorenzo.

Promediaba tercer año de la Facultad y decidimos casarnos con Lily. Ganas de salir adelante sobraban, pero eso quedaba para el futuro. En ese momento era urgente conseguir algún trabajo estable como para mantener la nueva familia.
Había hecho varios tareas. Desde tractorista a cobrador de cuotas de la biblioteca de Necochea, pasando por vendedor de publicidad, empleado en una caso de juegos electrónicos y cosas de lo mas diversas.
Con toda decisión fuí a hablar con el Decano de veterinaria, y sin dudarlo, le pedí trabajo.
-¿Que sabe hacer?- Me preguntó
-¡Y! Un poco de todo- Le dije y empecé a enumerar mis habilidades.
-¿Y de carpintería sabe algo?-
-¡Sí! ¡También!-Aseguré en un ataque de temeridad, ya que aunque era un tipo capaz con las manos, nunca había trabajado de carpintero. Solo manualidades en el secundario.
-¡Que bien!- Me dijo -Nos hace falta un carpintero para hacer varias cosas en los pabellones nuevos de la chacra ¿Que le parece si nos encontramos mañana y vemos por donde empezar?-
-¡Barbaro! Mañana estoy ahí-
Salí de la Facultad muy contento. Siempre fuí muy optimista y lo sigo siendo. No me acuerdo de haber estado preocupado por lo que me esperaba. Tal vez sea un estado de inconciencia fatal. Antes de avisarle a Lily de mi nuevo trabajo pasé por la librería Tupac Amarú y me compré un librito que se llamaba "Como hacer carpintería". Esa noche me lo devoré y al día siguiente, lleno de conocimientos sobre el oficio, pasé por la ferretería, me armé de un metro y un lapiz de carpintero, y enfilé en mi bicicleta para la chacra.
Esa misma mañana nos arreglamos. Lo primero que hice fué una cajonera con seis cajones, que estuvo allí mas de 15 años hasta que reemplazaron todo por mobiliario nuevo. Cada vez que la veía me parecía un símbolo de aquellos años.
Aunque parezca mentira, de a poco fuí aprendiendo el oficio, y terminé la Facultad con un pequeño taller instalado, y trabajando bastante con la madera.
Ya saben que también me gusta mucho la cirugía, así que imaginen mi emoción cuando un día cualquiera, el querido Dr. René Favaloro, hablando en una entrevista, aseguró que lo mejor que le puede pasar a un cirujano es haber sido antes carpintero, porque trabajar la madera le dá la fuerza y la destreza justa en las manos para ser bueno en la cirugía.
Me miré las manos y me quedé pensando en los caminitos de la vida.

2 comentarios:

  1. Yo pienso que cuando uno hace las cosas las valora màs, como esa cajonera, plantar un àrbol, crìar algùn buen animal o salvarle la vida a tantos otros. Y el orgullo y la satisfacciòn que te da cuando te salen bien esas cosas. Muy buena la historia de la cesàrea tambièn...Saludos.

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  2. Cuanto estas cobrando las cunas? A si si me va en tu tiempo "LIBRE" te encargo algunas y las revendo en MARPLA........

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