Y les contaba antes que...
El asunto no me gustó nada. Volví a la veterinaria y le dije a Susana que Lugano estaba en Tandil, que tratara de llamarlo antes de ir para ubicarlo mas facil, y le dí el número de teléfono.
Mientras tanto, Lugano había entrado en una crisis nerviosa. Alicia no entendía y él tampoco podía explicar. Solo golpeaba. Se dió contra las paredes, tiró y rompió las cosas de la habitación del hotel, hasta que el personal, alertado por el desorden, golpeó la puerta pidiendo explicaciones. Allí el muchacho pareció enloquecer. Abrió la ventana y saltó desde el primer piso a la vereda. Se subió en el auto de Alicia y escapó a toda velocidad por la céntrica calle Rodriguez. Al llegar al semáforó de Pinto, y aunque estaba rojo, siguió de largo atropellando a una pobre mujer. No se detuvo. Solo vió por el espejo el cuerpo caído contra el cordón y siguió su carrera. Salió de la ciudad y tomando la ruta 74, dobló para Benito Juarez. No podía pensar. Estaba yendo a Chavez, su ciudad, pero no podía decidir que hacer.
Cuando alcanzó la Ruta 3, algo mas calmado, empezó a armar un plan. Si volvía para Chavez, lo mas probable era que lo encontraran al día siguiente, así que era urgente encontrar algún lugar donde esconderse por un tiempo, hasta poder solucionar algo. Tenía algunos pesos en el bolsillo y se acordó de Manuel, un compañero de estudios de Neuquén, con el que habían compartido la pensión. Estaba seguro de que podría ayudarlo. Esa noche paró en Choele Choel, compró algo de ropa, y al día siguiente siguió el viaje. Su teléfono no había parado de sonar y decidió apagarlo. Llegó a lo de Manuel despues de mediodía. Se abrazaron. Hacía mas de dos años que no se veían. Cuando Lugano le pidió alojamiento, Manuel no dudó. Además, lo invitó a pasar dos días de pesca en un río cerca de Zapala con otra gente. En un momento en que los dos amigos estuvieron lejos del resto, Lugano empezó a contar todo. Manuel sabía de la relación de Susana con Lugano mientras estudiaban, pero nunca se imaginó la verdad de esa historia. Susana en realidad era hija de brasileros y su madre, una afro-americana, hacía ritos vudúes. En un momento en que Lugano decidió terminar con su novia, la madre le hizo un "trabajo" tan fuerte que el pobre muchacho estuvo enfermo varios días, hasta que accedió a volver con la chica. Susana estaba tan loca como la madre. Se le pegó todo el tiempo, y él no veía como escapar de esa relación. Por eso, cuando le ofrecieron trabajo en El Totoral, despues de recibirse, lo aceptó sin dudar, pensando que la distancia terminaría por alejar a las locas de su vida. Alicia había sido un remanso, y su embarazo le dió esperanzas de poder empezar algo bueno por fin.
Ahora estaba desesperado, además, la mujer que atropelló en su huida de Tandil, era otro problema sin solución.
Alicia no supo que pensar. Intentó explicar a la gente del hotel que su novio había enloquecido, pero los destrozos eran muchos y quedó demorada en la comisaría primera; además, cuando avisaron que con un auto de su propiedad habían matado una persona, la detuvieron hasta esclarecer todo.
Siempre metido al medio, tuve que viajar a Tandil para sacar a Alicia de prisión, y la ayudé a preparar su viaje de regreso a Corrientes ya que Lugano no daba señales de vida. Mientras tanto, Susana desapareció ese día y tampoco supe de ella por mucho tiempo.
Mientras tanto, Lugano había entrado en una crisis nerviosa. Alicia no entendía y él tampoco podía explicar. Solo golpeaba. Se dió contra las paredes, tiró y rompió las cosas de la habitación del hotel, hasta que el personal, alertado por el desorden, golpeó la puerta pidiendo explicaciones. Allí el muchacho pareció enloquecer. Abrió la ventana y saltó desde el primer piso a la vereda. Se subió en el auto de Alicia y escapó a toda velocidad por la céntrica calle Rodriguez. Al llegar al semáforó de Pinto, y aunque estaba rojo, siguió de largo atropellando a una pobre mujer. No se detuvo. Solo vió por el espejo el cuerpo caído contra el cordón y siguió su carrera. Salió de la ciudad y tomando la ruta 74, dobló para Benito Juarez. No podía pensar. Estaba yendo a Chavez, su ciudad, pero no podía decidir que hacer.
Cuando alcanzó la Ruta 3, algo mas calmado, empezó a armar un plan. Si volvía para Chavez, lo mas probable era que lo encontraran al día siguiente, así que era urgente encontrar algún lugar donde esconderse por un tiempo, hasta poder solucionar algo. Tenía algunos pesos en el bolsillo y se acordó de Manuel, un compañero de estudios de Neuquén, con el que habían compartido la pensión. Estaba seguro de que podría ayudarlo. Esa noche paró en Choele Choel, compró algo de ropa, y al día siguiente siguió el viaje. Su teléfono no había parado de sonar y decidió apagarlo. Llegó a lo de Manuel despues de mediodía. Se abrazaron. Hacía mas de dos años que no se veían. Cuando Lugano le pidió alojamiento, Manuel no dudó. Además, lo invitó a pasar dos días de pesca en un río cerca de Zapala con otra gente. En un momento en que los dos amigos estuvieron lejos del resto, Lugano empezó a contar todo. Manuel sabía de la relación de Susana con Lugano mientras estudiaban, pero nunca se imaginó la verdad de esa historia. Susana en realidad era hija de brasileros y su madre, una afro-americana, hacía ritos vudúes. En un momento en que Lugano decidió terminar con su novia, la madre le hizo un "trabajo" tan fuerte que el pobre muchacho estuvo enfermo varios días, hasta que accedió a volver con la chica. Susana estaba tan loca como la madre. Se le pegó todo el tiempo, y él no veía como escapar de esa relación. Por eso, cuando le ofrecieron trabajo en El Totoral, despues de recibirse, lo aceptó sin dudar, pensando que la distancia terminaría por alejar a las locas de su vida. Alicia había sido un remanso, y su embarazo le dió esperanzas de poder empezar algo bueno por fin.
Ahora estaba desesperado, además, la mujer que atropelló en su huida de Tandil, era otro problema sin solución.
Alicia no supo que pensar. Intentó explicar a la gente del hotel que su novio había enloquecido, pero los destrozos eran muchos y quedó demorada en la comisaría primera; además, cuando avisaron que con un auto de su propiedad habían matado una persona, la detuvieron hasta esclarecer todo.
Siempre metido al medio, tuve que viajar a Tandil para sacar a Alicia de prisión, y la ayudé a preparar su viaje de regreso a Corrientes ya que Lugano no daba señales de vida. Mientras tanto, Susana desapareció ese día y tampoco supe de ella por mucho tiempo.
Continuará
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