En estas fotografías se ve la masa neoformada. Entre los dedos retengo el glande y la salida de la uretra del caballo.
En
general, la mayoría de los casos clínicos son bastante simples. O tal vez se
debe a que después de más de 30 años de ver problemas de todo tipo, y en casi
todas las especies domésticas, se desarrolla una especie de olfato que nos hace
orientar en el diagnóstico, apenas nos empiezan a describir el cuadro. Pero la
naturaleza, con sus miles de millones de años a cuestas, nunca deja de
sorprendernos.
Me
pasó ayer. Fui a ver un caballo gateado de trabajo. Lindo animal. Lo encontré
muy dolorido. Mientras me iba poniendo el mameluco y las botas para revisarlo,
el dueño me contó que desde hacía más de un mes, el candidato tenía problemas
con la micción. No podía exteriorizar el pirulito y solo hacía de “a chorritos”
y con mucho esfuerzo. Además veía que siempre estaba con el prepucio mojado con
orina.
Mientras
tanto, yo pensaba y pensaba ¿Por qué no podrá exteriorizar? ¿No tendrá un
cálculo uretral y por eso tiene dificultad para orinar? ¿Tendrá alguna herida
con adherencias?
Me
acerqué al noble bruto.
-¿Cómo
andás hermano? Lo saludé cariñosamente mientras lo palmeaba un poco.
El
caballo se dio vuelta y me miró como diciendo ¿Y cómo quiere qué esté? ¿Feliz y
contento? Pero no contestó nada seguramente que por respeto.
Despacito
lo maneé, me puse un guante y tratando de no hacerle doler mas, le metí la mano
dentro del prepucio y me puse a explorar. De pronto, con la punta de los dedos
alcancé a tocar algo duro y raro ¿Qué era eso? Saqué la mano, le apliqué un
sedante endovenoso y esperamos que exteriorizara la herramienta. A los pocos
minutos, ya todo relajado, mostró el aparato y entonces lo vi: Una masa
blanco-amarillenta lucía incrustada en la punta del glande, comprimiendo la
salida de la uretra. En cuanto tomé el miembro con la mano, aquello se
desprendió fácilmente y un lindo chorro de orina brotó con fuerza.
Estuve
mirando la masa tan novedosa. Era solo una bola de esmegma o secreción
prepucial. Quien sabe cómo y por qué razón se detuvo y creció pegada al glande,
pero allí estaba. Y nosotros vimos un caso lindo y nuevo.
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