-¡Y si Benito! El pobre gaucho tiene fracturada la tibia derecha
Le hicimos un bonito yeso que contuvo la lesión
Así quedó el pobre gaucho. Muy apurado por recuperarse como podrán leer a continuación
-¡Buen día! ¿Cómo anda doctor? ¿Podrá venir de una
disparada al campo? ¿Me parece que el pobre gaucho se quebró?-
-¡Que tal Benito! ¡Tanto tiempo! Voy para allá pero ¿Quién
es el pobre gaucho?-
-Es el petiso de los hijos del jefe. Le puse así de
nombre, porque siempre tuvo pinta de destartalado. Ahora me parece que lo pateó
una de las yeguas con cría-
-¡No hay problema! ¡En un rato estoy por allá!-
-¿Cómo andas pobre gaucho?- Le pregunté en cuanto lo
vi. Estaba quietito en un rincón del inmenso monte.
-¿Y cómo quiere que ande dotor? ¡El dolor me hace
recagar!-
-¡Epa petiso! ¡Que boquita!-
-¡Ma que boquita!- Contestó áspero el pequeño –Usté no
siga conversando y metalé con el yeso que en cuanto me cure, esa yegua podrida
no se salva-
Preparé las vendas enyesadas en silencio para no
seguir oyendo el rosario del pobre gaucho, pero el tipo, haciendo honor al
dicho de que todos los chiquitos son malos siguió:
-¡Que yegua hija de mil! ¡Siempre buscando mierda!-
-¡Cual es la yegua que te estropeó!-
-¡La overa! ¡Es una basura! Ahora anda con el cuento
de que la zaina me quiere más a mí que a su potrillo, que viene siendo su sobrino
por parte de padre. Hoy se me vino de atrás, la muy desgraciada, y de puro loca
y arrebatada me cagó justo en la pata ¡Pero ya va a ver dotor! Cuando este
curado, el primer día que la encuentre durmiendo, le arranco la ubre de un
mordiscón-
-¿Te parece pobre gaucho?-
-¡Ya va a ver!-
Veremos entonces
Esos petisos son un sueño.
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