Volviendo del campo después de una larga jornada, aproveché la tibieza del ambiente y la tranquilidad de la media tarde, para parar un rato y tomarme unos mates calentando el agua en la pavita tiznada que adorna el título de este blog. En eso estaba cuando oí detrás mío una voz gruesa que me saludaba desde unos pajonales: -¿Cómo anda dotor?- (siempre los animales me dicen así. Ustedes ya lo saben)
Me di vuelta sorprendido y ahí estaban dos viejos amigos echados tranquilamente dejando pasar el rato. Eran Cual, el perro amarillo de Retamoso, y Porqué, el cuzquito overo de Garciarena, los peones de El Albardón.
-¡Que tal muchachos!- Les dije
-Nosotros bien ¿Y ustedes?- Me preguntó Cual con intención.
-¿Por qué lo decís?- Respondí.
-¡Digo! ¡No sé! ¿No están un poco locos en las ciudades?-
Lo miré sin comprender y se rieron con ganas. Porqué daba aullidos cortitos disfrutando el momento.
-Lo que pasa- Dijo de pronto -Es que escuchamos en la radio las noticias de esta mañana mientras nuestros dueños se tomaban los primeros mates del día-
-¿Y?- Pregunté -¿Qué dijeron?-
-Resulta que a nosotros los perros, tan cortos de entendederas, nos parece que están perdiendo el rumbo del todo. El de la radio contaba que un grupo de cachorros humanos se ha parado en la puerta de los colegios en Buenos Aires y no dejan hacer nada a nadie. Habló uno de los “tomadores” y dijo tantas boludeces de las palomas que los molestan para estudiar y otras cosas, que no pudimos oír todo el reportaje porque Retamoso y Garciarena, que solo llegaron hasta tercer grado, se cagaban de risa a los gritos. Y que nadie pone orden y los saca de ahí, y que encima la loba mayor, que ustedes llaman presidenta, dice que hacen bien… ¿No están un poco locos? ¿No saben que para que cualquier sociedad funcione tiene que haber orden? ¿Que las jerarquías tienen que respetarse, y que no es lo mismo “un burro que un gran profesor”?-… Y al decir esto volvieron a reírse
-¡Vos sí que sos memorioso!- Afirmó Porqué ¡Eso mismo dice un tango que escuchaba siempre Garciarena!-
-¡Sí!- Le dijo Cual -Pero lo que digo ¿Es verdad o nó? Preguntó mirándome fijamente
-¡Y claro que sí! Pero ustedes mismos se dan cuenta que no abundan los buenos ejemplos de arriba, y encima no funcionan los mecanismos para controlar las cosas como la justicia y la policía. ¿Qué se puede hacer? La sensación es que está todo podrido- Dije con tristeza después de dar una larga chupada al mate vacío.
-¡Bueno! ¡No se ponga mal dotor! Siempre que llovió paró-…
Y como yo no reaccionaba agregó otro humano refrán: -Y además ¡No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista!-
Pero la charla cortita me había abrumado de tal manera, que guardé mis cositas, me despedí de Cual y Porqué, y me volví para la veterinaria rumiando mis pensamientos.