martes, 15 de mayo de 2012

Amaneciendo



Crucé el jardín que separa la casa de la veterinaria antes de las 5 de la mañana. Estaba muy oscuro porque la luna apenas creciente no daba ninguna luz a la noche. Una helada machaza había congelado los pastos que crujían al pisarlos y el aliento se me iba en una columna de vapor.
Mi perro Protón me saludó contento y se estiró voluntarioso esperando alguna caricia al pasar.
Preparé los tubos para el sangrado, las cosas que iba a usar en el tacto de las vacas y la revisación de los toros, y armé el equipo de mate. Cargué la camioneta, y a las 5 y media, salí de viaje para Claraz, feliz y contento. Se venía otro día de trabajo fuerte y seguramente sol pleno, en el campo de los Leguizamón. En el pueblo todavía dormido, lleno de silencio, solo vi dos o tres conocidos madrugadores preparándose para arrancar.
Cuando pasaba por la localidad de Juan N. Fernandez, el sol despuntó sobre el horizonte que blanqueaba y las últimas estrellas se escondieron despacito, mientras desde Radio Necochea, Federico Cañada seguía promocionando las domas y pruebas de rienda de la zona en su programa “Mañanitas Camperas”.
Otro lindo amanecer en el campo.

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