martes, 1 de mayo de 2012

Entre mate y mate


Un patio separa mi casa del edificio de la veterinaria. Hace unos días me senté a tomar mate debajo de un cedro, y miraba la enorme antena de treinta metros pegada a la pared del fondo del local.
La pusimos para tener comunicación radial entre el negocio y la camioneta. Hace solo 14 años, era lo más moderno. Parecía increíble poder hablar a cada rato con mi empleado, o conseguir auxilio sin tener que caminar, las veces que me encajaba en algún pantano parido por un temporal.
Hoy no se usa más. En este poco tiempo, todo ese equipo de comunicación es una antigüedad. Apareció la telefonía celular y barrió con todo. Ahora salimos al campo en esta zona quebrada de sierras y cuando ocasionalmente perdemos la señal del teléfono celular, ya nos preocupamos.
Y cuando iba por el quinto mate, y mezclando todo, seguí pensando que los cambios han sido tan vertiginosos que es un milagro que el ser humano no haya perdido la cordura completamente. Que cada vez es más difícil sostener los principios básicos para la convivencia en sociedad. Que los pibes de la nueva generación argentina reciben tanta información cruzada y contradictoria, sumado a que los padres hemos perdido el rumbo y las ganas de ser el ejemplo para ellos, que el futuro será muy distinto a lo que conocimos antes y vemos hoy.
Me parece muy difícil que salga un tipo útil a la sociedad sin haber aprendido que el esfuerzo físico e intelectual son parte esencial de cualquier trabajo, sin que sepa que el respeto a la ley, a las instituciones y a las autoridades son claves, viendo enriquecerse a gente que solo tuvo habilidad para robar sin que lo castiguen, y sin tantos valores que nos parecen imprescindibles.
Digo que me parece difícil, pero seguramente la humanidad logrará dar ese salto como lo ha hecho tantas veces antes… ¡O no!     

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