Una
de las cosas que resalto en cualquier persona es el cumplimiento de la palabra.
Me gusta el que me dice: -Te paso a buscar a las 6 de la mañana- Y a las 5.58
hs está en la puerta de casa. O el que asegura que el martes tendrá listo el
trabajo y ese día tiene todo terminado para llevar. Yo soy así. Y la mayoría de
los que trato en la zona lo son. Es bueno tener certezas y poder darlas.
Por
eso, hoy me dio tanta bronca cuando hable con el encargado de un campo grande.
Hace
tres semanas habíamos acordado que el viernes 4, a las 7 de la mañana, estaría
allá para hacer el tacto a unas 300 vacas. Llegué a la tranquera del fondo a
las 6.45 hs y me la encontré cerrada con candado. Lo llamé por teléfono.
-¡Hola
Perez!-
-¿Cómo
anda Spinelli?-
-¡Acá
estoy! En la tranquera esperando que me abran. ¿O te olvidaste del trabajo?-
Después
de un segundo de duda me dice:
-¡Ah!
Como usted no me avisó nada pensé que no se hacía, además ahora tengo que salir
de urgencia para Lobería-
-¡Pero
hace tres semanas que acordamos que la cosa era hoy!-
-¡Se
ve que no le entendí Spinelli! ¡Qué macana! ¿Y si lo hacemos el lunes?-
-¡Está
bien! Lo hacemos el lunes-
Me
volví para San Manuel con mucha bronca. Estas cosas no tienen que pasar y menos
si son por estupidez y no por fuerza mayor.
Coincido plenamente no se puede jugar con los tiempos del otro,lo que pasa es que la mayoria de la gente cuando uno es puntual se cree que uno esta AL PEDO y por eso llega siempre a la hora indicada y no se dan cuenta que tal vez uno durmio menos horas para hacer otras cosas y ser puntual con la obligacion.
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