Me
levanté bien temprano porque el día estaba cargado de cosas para hacer. Después
de los mates, la radio con las noticias y los papeles ordenaditos, me disponía
a salir con rumbo al primer campo, cuando cayó Guillermo en la veterinaria.
Tenía una vaca parturienta desde la noche, esperando que la ayudaran con su
ternero. Enseguida cambié el recorrido y fui primero por el parto cerca del
paraje La Bodega. Resulto que el pobre ternero estaba muerto desde por lo menos
dos días atrás, así que fue imposible sacarlo por el avanzado estado
enfisematoso y putrefacto que tenía. Derechito a la cesárea, mientras la vaca
negra me miraba hacer agradecida.
De
allí viajé para Napaleofú por los tactos que tenía programados. Me encontré con
la sorpresa de que los primeros 150, eran en una manga sin puertas, así que
tuve que meter las muchachas de a una, saltar hacia adentro para revisarlas y
volver a saltar hacia afuera para entrar la siguiente ¡150 veces! Los 100
tactos que faltaban, los hice en una manga más normal, así que para mediodía,
estaba volviendo a casa a comer algo.
Después
del almuerzo me fui al campo de Osvaldo a palpar 50 vaquitas que compraron,
para saber si estaban preñadas. Apenas terminé, corrí hasta lo de Horacio a
revisar la prueba tuberculínica y vacunar 45 toros, y desde allí, viajé hacia
Licenciado Matienzo, al campo de Arturo, por el tacto de 150 vacas más. Resultó
un trabajo complicado porque solo éramos 3 en la manga para hacer todo. La cosa
se demoró bastante, el sol se cayó de pronto sobre el filo de las sierras y se
vino la noche.
Llegué
a la veterinaria ya con el cielo oscuro y en cuanto me puse a lavar el
instrumental y las cosas del día, llegaron dos clientes más con perritos
descompuestos. Yo tuve que componer mi ánimo y atenderlos lo mejor posible.
Ya en casa bañadito, prendí un rato la tele y allí estaban todas las boludeces cotidianas
de las cadenas de la alegría y las del desánimo. Las pavadas de las charlas y
cruces mediáticos. Los comentarios y especulaciones previos y posteriores a los
partidos de futbol horribles que estamos viendo y tantas macanas juntas, que
apagué el aparato y seguí charlando tranquilito con mi familia y después me leí
unas páginas del buen libro que me acompaña estos días.
Buenos días Jorge, se ve que el trabajo te va, tienes todo el del mundo mundial, como dice la juventud, no paras de ver vacas y más vacas, soñaras con ellas y no con tus buenos amigos del cuento.
ResponderEliminarEl trabajo lo tienes que repartir y que tus alumnos se impliquen y dejen descansar un poco al maestro.
Que te dejen un poco de tiempo para escribir, que últimamente nos tienes olvidados a tus lectores. Esas bonitas historias de tus animales charlandote y contandote sus peripecias.
El descanso tambien es bueno y la familia te lo agradecerá.
Saludos de Gabriel.
http://ggjineteraid.blogspot.com.es/
Hola Gabriel!!! Que bueno que todavía te encuentres por estos lugaras. Es verdad que pase un buen tiempo sin escribir pero todavía sigo vivito y coleando. Pronto vendrá un chico compatriota tuyo, de Asturias, a trabajar un tiempo conmigo. Veremos como van las cosas con la gente española... jaja Un abrazo grande. Jorge
ResponderEliminarHola Jorge, es muy cierto todo lo que decis, pero también es cierto que cuando llega el final de ese día y uno se dispone a disfrutar de ese descanso merecido es muy reconfortable.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Nicolás.