domingo, 31 de mayo de 2015

Los embriones de la Brangus



La vaca brangus negro entro tranquilita a la manga. Le dimos la epidural y metimos por primera vez la mano en el recto con el transductor del ecógrafo ¡Ah! ¡Qué bueno! Los dos ovarios estaban grandotes como mandarinas y llenos de nudos, que indicaban que la respuesta al tratamiento había sido exitosa.
Preparamos todos los elementos y pronto estábamos haciendo el lavaje del útero. Allá arriba, cerca del techito de la manga, colgaba el sachet con el medio de cultivo para lavaje. Unas mangueritas que entraban y salían por la vagina, hacían correr hacia adentro el líquido, para salir después en caída libre, arrastrando en el torrente a nuestros preciados embriones de siete días.
La caída se detenía en un filtro especial, donde los futuros terneritos quedarían retenidos.
Una vez terminado el trabajo, corrimos hasta el laboratorio y comenzamos la ansiosa búsqueda. Pronto aparecieron seis bonitos embriones. Después de algunos pasos previos, los fuimos poniendo en una pajuela cada uno y comenzamos el proceso en la máquina congeladora.
Al final del día ya estaban descansando en el termo de nitrógeno líquido, esperando que pronto los depositemos en alguna linda receptora, para seguir con su accidentado desarrollo.

¡Lindo trabajo!

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