sábado, 29 de mayo de 2010

Una tarde de sábado


El día está feo desde temprano. Muy húmedo. Llovizna todo el tiempo. Las cosas y los animales del campo están mojados. Está gris y tristón.
Me quedé solo en San Manuel y pensé aprovechar la tarde para escribir unos cuantos informes y completar planillas. Pero siempre pasa algo. Serían las cinco de la tarde cuando me llamaron de un feed lot porque había algunos animales empachados. El pueblo estaba quieto, casi muerto. La mayoría encerrados en sus casas mirando tele, durmiendo siesta, o de visitas con mate y bizcochos. Solo se sentía algún perro ladrando lejos para jorobar un poco.
Me puse el mameluco y las botas de goma antes de salir para no tener que cambiarme en el campo y partí chiflando bajito. La ruta con una humedad sucia y las calles de tierra con un barrito liviano. Solo un camión cargado con rumbo a Necochea me cruzó en todo el viaje.
El trabajo fué lindo y bastante rápido porque casi no había luz. Estos días de cerrazón son especiales porque no hay viento y todo está quietito y silencioso.
Ahora estoy de vuelta en la veterinaria, y el mate caliente me anima a seguir con mis cosas en esta buena tarde de sábado en el pueblo.

1 comentario:

  1. Muy bien relatado, pero además, lo bueno de esto es poder imaginarse ese pueblo, tranquilo, como dormido, que a cualquiera le daría un poco de tristeza o aburrimiento y ver como de esa postal rescatas lo positivo y termina por fin siendo una buena tarde. Está bárbaro Doctor. Me gusta el optimismo que siempre te caracteriza. Saludos

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