Quedó
última en el toril de la manga y me espiaba entre las tablas. Petiso Maidana fue
corriendo hasta el fondo para hacerla entrar, agarrarla en el cepo, y así
terminar el trabajo de inseminación en el lote de vacas negras.
Pero
noté que ella me quería decir algo, así que le hice una seña a Petiso de que
esperara y me arrimé hasta la muchacha que me miraba con sus ojos grandotes y
mansos.
-¡Spinelli!
¡Tengo miedo! Por eso estuve dando vueltas tratando de escaparme pero no puedo.
Es que nunca me inseminaron. Siempre anduve con lindos toros, pero eso de que
usté me fabrique el ternero no me gusta nada ¡Es medio impresionante!-
Tuve
que contenerme para no largar la risa y le dije: -¡No seas pavota negra! Vas a
ver que es un ratito y ya está. Además, te comento que estamos usando semen del
Zorzal, un torazo que fue Gran Campeón en Palermo-
-¿En
serio? ¿Así que voy a tener un hijo con semejante padre? ¿Y es lindo?-
-¡Que
te parece! Es un toro de película, que ya debe tener más de 5000 hijos. Se ha
usado para inseminar en la mayoría de los rodeos del país-
Nosotros
hablábamos en voz baja, mientras el resto de la gente empezaba a impacientarse
por la espera.
-¡Bueno
Negrita! ¿Por qué no vas pasando así terminamos y salen todas para el campo?
Seguro que ya están con hambre-
-¡La
verdad que si dotor! Nos encerraron esta mañana y no hemos probado un bocado
desde temprano-
Se
dio vuelta, enderezó mansita hacia la manga y mientras la inseminaba me hizo un
guiño cómplice. Al salir se dio vuelta y se despidió amablemente.
-¡Chau
dotor! Nos vemos el día de la ecografía. Ojala haya quedado preñada-
-¡Chau
negrita! ¡Nos vemos!- Le conteste. Petiso Maidana me miraba con cara rara, pero
no dijo nada ¡Sabrá Dios en qué pensaría mientras me veía hablar con su vaca!
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