sábado, 21 de mayo de 2011

Me gané un potro

Para enlazar de a pie me defiendo pero la verdad es que nunca aprendí a volcar bien el lazo para pialar como se debe.
Igual cada tanto robo algo y algún animal se cae.
Ese día teníamos que capar seis potros en una estancia donde trabajan varios correntinos. Toda gente de lazo, así que ahí los animales se voltean pialando. Es lindo ver la habilidad de los que saben.
Yo armé mi cuerda y me metí en el enorme corral redondo.
Gritó el encargado: -¡Este tiro es pa´l dotor! ¡Y si lo voltea se queda con el potro!-
Uno dio vuelta los animales, y los demás se quedaron mirando mientras yo revoleaba de zurda…¡Porque soy zurdo nomás!
Me gustó un lindo potro alazán. En cuanto se cortó un poquito, le tiré con todo el rollo y por esas casualidades, le metí la armada hasta el pecho. El animal dio algunos saltos y en cuanto vi que la soga bajaba hasta las manos, me tiré al suelo y me afirmé. El tirón fue grande, pero el animal dio una bonita vuelta en el aire y cayo de costillas tirándose un pedo ruidoso. Uno corrió a apretarlo mientras se escuchaban gritos y sapucays.
¡Que alegrón!
Por las dudas guarde el lazo y después me dedique solo a las castraciones.
¡Eso sí! El potro que me gané nunca me lo dieron, pero me alcanza con tener un cuento más para estas páginas.

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