Llueve sobre el campo y uno va. Solo y en silencio.
Con el agobio y la melancolía de todo buen varón. Las pérdidas y los recuerdos subidos a los hombros. Pesados. Densos. Tristones.
Todo húmedo y frío. Llueve en azul y con mansedumbre. Lejos del ruido y las voces, las cosas son reales. Uno se encuentra con uno y no hay vueltas.
Un día así es un espejo que nos devuelve nuestra imagen. Y allí estamos descarnados. Para vernos mejor.
Y al final no sabemos si son las nubes llorosas las que nos desaniman, o es el ánimo golpeado el que nos pone como esas nubes.
Con el agobio y la melancolía de todo buen varón. Las pérdidas y los recuerdos subidos a los hombros. Pesados. Densos. Tristones.
Todo húmedo y frío. Llueve en azul y con mansedumbre. Lejos del ruido y las voces, las cosas son reales. Uno se encuentra con uno y no hay vueltas.
Un día así es un espejo que nos devuelve nuestra imagen. Y allí estamos descarnados. Para vernos mejor.
Y al final no sabemos si son las nubes llorosas las que nos desaniman, o es el ánimo golpeado el que nos pone como esas nubes.
No culpes a la lluvia...
ResponderEliminarDía de lluvia. Cielo cerrado, aburrido y pesimista.
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