Fulvio Spinelli fue un hombre poderoso y un veterinario único.
Desde su mirada fuerte hasta su voz profunda. Lo que de él recuerdo, es a través del cristal de mi niñez o mi primera adolescencia, porque se fue cuando yo tenía 15 años y mis hermanos mucho menos.
Hablaba muy claro porque pensaba claro. Transmitía sus ideas con brillantez. A veces con un dibujo de trazo firme aclaraba cosas oscuras. Estaba inundado de proyectos. Su Centro de Inseminación Artificial, la importación de una máquina para fabricar nitrógeno líquido, la idea de comprar el Girocopter, un pequeño helicóptero en el que poder ir a los campos más cercanos y montones de cosas más.
Trabajaba sin descanso. Desparramaba energía. Creaba sin parar. Fue pionero en muchas cosas de nuestra profesión, sobre todo en el área de reproducción bovina, recién creciendo allá por los años ´60.
Muchas veces he pensado en las cosas que hubiéramos logrado, si mi hermano Guille y yo, hubiéramos tenido tiempo de llegar a crecer y trabajar con él.
De todas maneras nunca dejó de acompañarnos. Fue el tutor justo para que los cuatro arbolitos de sus hijos salieran derechos y con buenas ramas.
Y además nos llenó de abrazos y nos dejó tomar mate en la cama grande, junto con mamá, los domingos a la mañana.
¡Gracias viejo!
Desde su mirada fuerte hasta su voz profunda. Lo que de él recuerdo, es a través del cristal de mi niñez o mi primera adolescencia, porque se fue cuando yo tenía 15 años y mis hermanos mucho menos.
Hablaba muy claro porque pensaba claro. Transmitía sus ideas con brillantez. A veces con un dibujo de trazo firme aclaraba cosas oscuras. Estaba inundado de proyectos. Su Centro de Inseminación Artificial, la importación de una máquina para fabricar nitrógeno líquido, la idea de comprar el Girocopter, un pequeño helicóptero en el que poder ir a los campos más cercanos y montones de cosas más.
Trabajaba sin descanso. Desparramaba energía. Creaba sin parar. Fue pionero en muchas cosas de nuestra profesión, sobre todo en el área de reproducción bovina, recién creciendo allá por los años ´60.
Muchas veces he pensado en las cosas que hubiéramos logrado, si mi hermano Guille y yo, hubiéramos tenido tiempo de llegar a crecer y trabajar con él.
De todas maneras nunca dejó de acompañarnos. Fue el tutor justo para que los cuatro arbolitos de sus hijos salieran derechos y con buenas ramas.
Y además nos llenó de abrazos y nos dejó tomar mate en la cama grande, junto con mamá, los domingos a la mañana.
¡Gracias viejo!
Muy lindo recuerdo Jorge,Feliz dia para vos!!!!! Un Abrazo. Gaston.
ResponderEliminarQué cálido homenaje a Don Fulvio. Me imagino las cosas que van a lograr,vos y tus hijos veterinarios en todos esos tiempos que van a trabajar juntos.¿Cuántos Spinelli veterinarios hay? Por lo visto ya casi decir Spinelli es sinónimo de veterinario. Está bueno.saludos.
ResponderEliminarQue lindo!!! y que emoción me da leer lo que escribiste!. Hermosos recuerdos y gran orgullo del padre que tenemos
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