Hace unos días estuve sentado muy temprano en una Estación de Servicio cerca de Tandil, esperando que llegara un cliente para ir a ver una yegua averiada.
Pensaba que estos son los modernos boliches de campo.
En 100 años los caballos de varios pelajes atados en el frente de alguna pulpería, fueron reemplazados por lujosos autos y camionetas; los campitos de tierra barrida con alguna planta que protegía del viento y el sol, cambiaron por playas de cemento con paredones de hormigón (eso sí, algunos muy coquetos tienen bonitos dibujos y propagandas); los paisanos rústicos y duros, ahora son comisionistas en ventas de hacienda, veterinarios o agrónomos de paso al campo, contratistas cerrando jugosas operaciones, o viajantes de comercio esperando que abran los negocios; la caña fuerte y la ginebra, ahora son un café con leche con medialunas, o una “lágrima” y un bizcocho para los que están a dieta; la charla con el dueño del boliche, o con ocasionales viajeros, se reemplazó por las novedades calientes de un noticiero en el plasma gigantesco, o la concentración en la notebook, gracias al WiFi ahora disponible.
Y mientras esto pensaba, tres perros flacos desgarraban unos huesos sin piedad. Seguramente hace 100 años otros perros habrán hecho lo mismo.
Se ve que la “persona humana”, como decía el amigo Reboredo, es la única que puede hacer semejantes cambios. Y si en un siglo pasó lo que pasó, quien sabe como estaremos en el próximo.
Pensaba que estos son los modernos boliches de campo.
En 100 años los caballos de varios pelajes atados en el frente de alguna pulpería, fueron reemplazados por lujosos autos y camionetas; los campitos de tierra barrida con alguna planta que protegía del viento y el sol, cambiaron por playas de cemento con paredones de hormigón (eso sí, algunos muy coquetos tienen bonitos dibujos y propagandas); los paisanos rústicos y duros, ahora son comisionistas en ventas de hacienda, veterinarios o agrónomos de paso al campo, contratistas cerrando jugosas operaciones, o viajantes de comercio esperando que abran los negocios; la caña fuerte y la ginebra, ahora son un café con leche con medialunas, o una “lágrima” y un bizcocho para los que están a dieta; la charla con el dueño del boliche, o con ocasionales viajeros, se reemplazó por las novedades calientes de un noticiero en el plasma gigantesco, o la concentración en la notebook, gracias al WiFi ahora disponible.
Y mientras esto pensaba, tres perros flacos desgarraban unos huesos sin piedad. Seguramente hace 100 años otros perros habrán hecho lo mismo.
Se ve que la “persona humana”, como decía el amigo Reboredo, es la única que puede hacer semejantes cambios. Y si en un siglo pasó lo que pasó, quien sabe como estaremos en el próximo.
Ja,ja,ja,ja, Muy bueno lo de la "LAGRIMA" se comenta que los que piden eso estan muy serca de arañar el paquete,ja,ja,ja,ja.(a eso se debe tus comillas????) Y te falto que ya no se come carne ahora son vegetarianos!!!!!!
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