martes, 5 de julio de 2011

Benitez y los ladrones

Ahí está el tipo en medio de la mateada




Ayer Benitez estaba raro. Lo encontré sentado en el palito. Como deprimido. Lo saqué de la jaula, aunque sé que a él no le gusta mucho y lo puse sobre la mesa de la cocina. Ya me ha dicho que le da miedo la libertad. Que prefiere la seguridad de su casita. No sé si es porque se crió así, o por el tremendo susto que le pegó el gato del Chavo, mi vecino, la vez que dio por tierra con jaula y canario.
-¿Qué te pasa hermano?- Le pregunté -¿No te sentís bien? ¿Será el granito? Dejame que te revise, por ahí con un antibiótico te ponés bien.-
-¡Ma que antibiótico!- Contestó medio insolente -¿No te enteraste?-
-¡No! ¿De qué?- Pregunté extrañado.
-De la forma en que robó la plata un tipo de ese gobierno de ustedes, prometiendo que iba a construir casas populares-
-¿Y eso te pone tan tristón?-
-¡Mas vale! Esa plata era de todos ¿No?-
-¡Y si!- Le dije
-¡Bueno! Si esa plata estaba destinada a hacer miles de casas, que vienen a ser como nuestro nidos, donde iban a vivir miles de chicos, que serían como nuestro pollitos…¡Hay que ser hijo de remil…!-
-¡Pará Benitez! A ver si te escuchan-
-¿Y que me importa? Hay que ser muy jodido para dejar sin nido a tantos pollitos solo para comprarse cosas lujosas que cuando se muera no se va a poder llevar ¡Ustedes los humanos son terribles!-
-¡Tenés razón de nuevo Benitez!-

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