lunes, 4 de julio de 2011

¡Por fin una!

Varias veces les he contado sobre lo bueno que es nuestro trabajo.
Y también les he contado de las cosas que me han salido mal, y que sirven para equilibrar al clínico, que en un momento siente que es bastante bueno en lo que hace.
Pero las ganadas son lindas y gratificantes.
El viernes pasado me llamaron para atender un potro Pura Sangre de Carrera de tres años, casi cuatro.
El pobre estaba caído en el suelo y me miraba con angustia, tratando de enderezarse. El chico que lo estaba amansando me contó que el problema había empezado casi un año antes, con alguna dificultad para mover una mano al caminar, cosa que después le pasó a ambas patas. Tuvo períodos de remisión de los signos y otros de recrudecimiento. Alternando esto con momentos de ataxia o incoordinación.
Lo revisamos con Juan con todo detalle, tomando datos y datos. Además cargamos algunas muestras de sangre y materia fecal. Y mientras yo pensaba tratando de armar el rompecabezas.
Cuando terminamos nuestro trabajo, le adelante al dueño que en mi opinión, el animal tenía un problema compresivo en la médula espinal, a nivel cervical, y que tal vez hubiera un tumor o un hematoma progresivo.
Cuando llegamos a la vete, nos tiramos de cabeza en los libros hasta encontrar un padecimiento que encaja en todo con lo que habíamos visto nosotros. Es el MEC o Mielopatía estenótica cervical.
Redondear un caso de esta forma es tan gratificante como lo debe ser para Messi hacer un gol picándola por arriba del arquero.
¡Cada loco con su tema!

1 comentario:

El hombre y el teléfono

  Cualquier empleado de campo, por más rústico que aparezca, anda con su teléfono celular en el bolsillo. La mayoría de los menores de 30 añ...