Día de sol en la estancia “La Despenada”.
En el lote 3, un campo natural con una lagunita en el medio, y unas cuantas plantas de retama contra el alambrado que da a la vía, se habían juntado las cuatro vacas pampa mas amigas, y mientras rumiaban echadas al sol, se pusieron a chusmear sobre todo lo que había pasado en la semana.
-¿Vieron que despelote se armó con Martín el novillo gordo?- Preguntó Fortunata, molesta con el aspa que día a día se le iba clavando abajo del ojo derecho.
-¡Sí! ¡Qué bárbaro!- Dijeron Mariana y Lorena; pero Matilde, siempre en babia y preocupada por disfrutar el tiempo que le quedaba con su ternero, preguntó alarmada: -¿Y qué pasó chicas? Yo no sé nada-
-¡Qué raro!- Se rió Fortunata haciendo guiños con el lacrimoso ojo derecho -Resulta que el tipo había decidido que nunca lo iban a sacar vivo del campo y se dió el gusto nomás pero hizo tremendo lío antes de entregarse-
-¡Contá! ¡Contá!- La apuró Matilde
-Resulta que la semana pasada el patrón decidió hacer una jaula de exportación porque precisaba plata. Vino el veterinario del pueblo a revisar los novillos por si tenían aftosa, y después completaron las planillas ahí nomás en la manga. A la mañana siguiente llegó el camión temprano a cargarlos pero Martín se empezó a calentar apenas los metieron al corral del cargador. Primero encaró al caballo de Tomás el puestero y en el golpe lo hizo pasar por encima de la tranquera, y después saltó sobre el camionero que estaba meta picana y lo tiró contra las tablas… ¡Y se armó la grande!
-¡Es verdad!- Muja Muja… Reían juntas Mariana y Lorena -Estuvo muy bueno-
-¡Déjenla contar!- Pidió Matilde
-La cuestión es que la tranquera del cargador estaba rota y entonces la gente pensó que si probaban despacito, nuestros amigos iban a subir ¡Pero qué va!… Solo subieron Lucas y Ramón que siempre fueron medio tilingos, pero los demás entraron a dar vueltas y vueltas y no había forma de subirlos al camión. Probaron enlazándolos y peor, en una de las embestidas rompieron el corral y volaron todos para el campo. Y allá iba Martín muy contento corriendo como un campeón-
-¿Y entonces?- Preguntó Matilde divertida
-Y entonces el jefe se calentó también y mandó que los encerraran a todos menos a Martín en el corral de los potros, y de ahí los sacaron a la rastra enlazados y los fueron cargando de a uno. Terminaron como a las 6 de la tarde. Ya oscuro-
-¿Y Martín?-
-Y a Martín vinieron a buscarlo al otro día un carnicero y un ayudante con un rifle que llamaban Mauser. El pobre ya estaba extrañando a sus amigos. Había quedado solo toda la noche. Cuando llegó el tipo se quedó mirándolo embobado mientras le apuntaba a la frente. Cayó en el primer tiro y enseguida lo degollaron para que sangrara bien-
-¡Pobre Martín!- Dijo Matilde pensando en su ternero.
-¡Y sí! Pero se dio el gusto de que no lo sacaran vivo del campo-
Y las cuatro se quedaron rumiando sus pensamientos.
En el lote 3, un campo natural con una lagunita en el medio, y unas cuantas plantas de retama contra el alambrado que da a la vía, se habían juntado las cuatro vacas pampa mas amigas, y mientras rumiaban echadas al sol, se pusieron a chusmear sobre todo lo que había pasado en la semana.
-¿Vieron que despelote se armó con Martín el novillo gordo?- Preguntó Fortunata, molesta con el aspa que día a día se le iba clavando abajo del ojo derecho.
-¡Sí! ¡Qué bárbaro!- Dijeron Mariana y Lorena; pero Matilde, siempre en babia y preocupada por disfrutar el tiempo que le quedaba con su ternero, preguntó alarmada: -¿Y qué pasó chicas? Yo no sé nada-
-¡Qué raro!- Se rió Fortunata haciendo guiños con el lacrimoso ojo derecho -Resulta que el tipo había decidido que nunca lo iban a sacar vivo del campo y se dió el gusto nomás pero hizo tremendo lío antes de entregarse-
-¡Contá! ¡Contá!- La apuró Matilde
-Resulta que la semana pasada el patrón decidió hacer una jaula de exportación porque precisaba plata. Vino el veterinario del pueblo a revisar los novillos por si tenían aftosa, y después completaron las planillas ahí nomás en la manga. A la mañana siguiente llegó el camión temprano a cargarlos pero Martín se empezó a calentar apenas los metieron al corral del cargador. Primero encaró al caballo de Tomás el puestero y en el golpe lo hizo pasar por encima de la tranquera, y después saltó sobre el camionero que estaba meta picana y lo tiró contra las tablas… ¡Y se armó la grande!
-¡Es verdad!- Muja Muja… Reían juntas Mariana y Lorena -Estuvo muy bueno-
-¡Déjenla contar!- Pidió Matilde
-La cuestión es que la tranquera del cargador estaba rota y entonces la gente pensó que si probaban despacito, nuestros amigos iban a subir ¡Pero qué va!… Solo subieron Lucas y Ramón que siempre fueron medio tilingos, pero los demás entraron a dar vueltas y vueltas y no había forma de subirlos al camión. Probaron enlazándolos y peor, en una de las embestidas rompieron el corral y volaron todos para el campo. Y allá iba Martín muy contento corriendo como un campeón-
-¿Y entonces?- Preguntó Matilde divertida
-Y entonces el jefe se calentó también y mandó que los encerraran a todos menos a Martín en el corral de los potros, y de ahí los sacaron a la rastra enlazados y los fueron cargando de a uno. Terminaron como a las 6 de la tarde. Ya oscuro-
-¿Y Martín?-
-Y a Martín vinieron a buscarlo al otro día un carnicero y un ayudante con un rifle que llamaban Mauser. El pobre ya estaba extrañando a sus amigos. Había quedado solo toda la noche. Cuando llegó el tipo se quedó mirándolo embobado mientras le apuntaba a la frente. Cayó en el primer tiro y enseguida lo degollaron para que sangrara bien-
-¡Pobre Martín!- Dijo Matilde pensando en su ternero.
-¡Y sí! Pero se dio el gusto de que no lo sacaran vivo del campo-
Y las cuatro se quedaron rumiando sus pensamientos.
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