La vaquillona prolapsada esperaba. No le gusta el fulbol.
Saqué la hojita del almanaque y fue la primera vez que lo pensé ¡Hoy hay partido!
Estaba calentando el agua cuando sonó el teléfono. Miré el reloj: ¡6.15 hs! ¡Uh! Era un cliente con el gato regalón con una obstrucción de uretra, maullando dolorido desde la tarde anterior…-¡Traélo!- Le dije.
Y con una buena sedación y masajes suaves en el pirulín, por fin vi que aparecía el maldito tapón que no lo dejaba orinar. El resto fue solo el trámite de vaciar la vejiga y devolverlo a la preocupada familia.
Cuando se fueron tomé unos mates, dejé todos los papeles en orden y me fui a hacer tacto a uno de los últimos lotes de la temporada. Una mañana perfecta. Sin frío ni calor. Pero tal vez lo mejor es que no había ni una pizca de viento. Terminamos cerca de mediodía.
Llegué a San Manuel, puse algo de ropa en la “batea”, mi viejo lavarropas que de puro destartalado a veces pienso que puede llegar a causarme el tétanos con sus chapas rotas. Después dejé algo de comida en el horno y salí a correr por la sierra. Ya había un poquito de viento pero fue una buena movida.
Cuando terminé de almorzar me fui a un monte cercano a juntar una camionetada de leña para futuros asados, ya palpitando Argentina-Grecia. En eso estaba, bien transpirado y con un golpe grande de una rama en una rodilla, cuando me llamaron por una vaquillona con un prolapso de útero. Y llegué mientras escuchaba en la radio como cantaban los himnos. El tambero no sé si no me vio o se hizo el gil. De todas maneras no lo precisaba así que en media hora quedó la pobre muchacha feliz y contenta con su matriz repuesta en la panza, y yo corrí para mi casa a ver lo que quedaba de partido.
Y el segundo tiempo con el mate y la emoción enorme del gol del Titán querido y los mensajes a mis hijos que estaban tan contentos como yo.
Todavía quedaba algo de luz así que preparé la leña que había traído, cortando lo que pude con la motosierra, y después carneé un pato gordo que me había regalado el cura del pueblo por la atención de su vaca lechera.
Y así se pasó el día de Argentina 2 Grecia 0. Y quedaba lo bueno de meterse a leer un rato en la cama con el cansancio y los golpes en el cuerpo y el alegrón enorme de la selección en el ánimo.
¡Suerte para el domingo!
Estaba calentando el agua cuando sonó el teléfono. Miré el reloj: ¡6.15 hs! ¡Uh! Era un cliente con el gato regalón con una obstrucción de uretra, maullando dolorido desde la tarde anterior…-¡Traélo!- Le dije.
Y con una buena sedación y masajes suaves en el pirulín, por fin vi que aparecía el maldito tapón que no lo dejaba orinar. El resto fue solo el trámite de vaciar la vejiga y devolverlo a la preocupada familia.
Cuando se fueron tomé unos mates, dejé todos los papeles en orden y me fui a hacer tacto a uno de los últimos lotes de la temporada. Una mañana perfecta. Sin frío ni calor. Pero tal vez lo mejor es que no había ni una pizca de viento. Terminamos cerca de mediodía.
Llegué a San Manuel, puse algo de ropa en la “batea”, mi viejo lavarropas que de puro destartalado a veces pienso que puede llegar a causarme el tétanos con sus chapas rotas. Después dejé algo de comida en el horno y salí a correr por la sierra. Ya había un poquito de viento pero fue una buena movida.
Cuando terminé de almorzar me fui a un monte cercano a juntar una camionetada de leña para futuros asados, ya palpitando Argentina-Grecia. En eso estaba, bien transpirado y con un golpe grande de una rama en una rodilla, cuando me llamaron por una vaquillona con un prolapso de útero. Y llegué mientras escuchaba en la radio como cantaban los himnos. El tambero no sé si no me vio o se hizo el gil. De todas maneras no lo precisaba así que en media hora quedó la pobre muchacha feliz y contenta con su matriz repuesta en la panza, y yo corrí para mi casa a ver lo que quedaba de partido.
Y el segundo tiempo con el mate y la emoción enorme del gol del Titán querido y los mensajes a mis hijos que estaban tan contentos como yo.
Todavía quedaba algo de luz así que preparé la leña que había traído, cortando lo que pude con la motosierra, y después carneé un pato gordo que me había regalado el cura del pueblo por la atención de su vaca lechera.
Y así se pasó el día de Argentina 2 Grecia 0. Y quedaba lo bueno de meterse a leer un rato en la cama con el cansancio y los golpes en el cuerpo y el alegrón enorme de la selección en el ánimo.
¡Suerte para el domingo!
Un fenómeno doc, hagamos fuerza para el domingo!!!!!
ResponderEliminarUn abrazo!!!!
Fenomenal lo tuyo!!
ResponderEliminarFuerza el domingo!!!
Un abrazo!!!!!
Que día Doctor!!!!!Menos mal que Nuestra querida Argentina ganó!!! Bien por Palermo!!!Espero que para el próximo partido Argentina - México no se le complique tanto... saludos
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